sábado, noviembre 26, 2005

No Apago Nada

En noviembre del 2002 se convocó a un apagón con motivo del alza a las tarifas eléctricas. Finalmente, muy pocos se sumaron a esta iniciativa y terminó en un gran fiasco. Sin embargo a propósito de esa convocatoria, recibí la siguiente reflexión que a continuación transcribo. Creo que es algo que vale la pena analizar con detenimiento.

¡NO APAGO NADA!


No voy a apagar nada. Lamentablemente creo que, más que apagar luces, debemos encendernos nosotros. La creencia general anterior era que Zedillo no servía. La creencia general actual es que Fox no sirve. Y, cuando pase
el tiempo, la creencia general será que el que venga después de Fox tampoco estará sirviendo para nada.

Por eso estoy empezando a sospechar que el problema no está en lo ladrón que haya sido Salinas o en lo bocón que sea Fox. El problema está en nosotros. Nosotros como pueblo. Nosotros como materia prima de un país. Porque pertenezco a un país donde la "viveza" es la moneda que siempre es valorada tanto o más que el dólar.

Un país donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más apreciada que formar una familia a largo plazo basada en valores y respeto a los demás. Un país donde una persona tapa la salida del garaje de una casa, y, si el afectado toca el claxon para llamar la atención del abusivo y hacer que aparezca a retirar su vehículo, entonces esa persona llega, se molesta y le reclama a uno la presión y el ruido, como si el infractor fuese uno y no ellos.

Un país donde un par de señoras pueden recorrer todo un supermercado, y, mientras compran, hablan pestes de la moral del gobierno y del incumplimiento de las leyes, y de lo terrible de tales o cuales medidas, pero después, a pesar de que su carrito tiene 27 artículos, se hacen tontas y se meten disimuladamente en la cola que es "para un máximo de 10 artículos" y si alguien osa reclamarles o quejarse ante el gerente queda ante ellas y ante los demás como un "soplón", sólo por intentar hacer cumplir una norma tan sencilla.Y si es la cajera quien les señala que deberán pasar a otra caja, inician un diálogo recriminatorio ( ¿ves? Justo lo que veníamos comentando, por eso está este país así, todos son unos flojos , etc.).

Pertenezco a un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás se podrán vender como se venden en Estados Unidos, es decir, poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga por un solo periódico Y SACA UN SOLO PERIÓDICO DEJANDO LOS DEMÁS DONDE ESTÁN. Porque si aquí los vendieran así, El Reforma y El Universal quebrarían en solo 3 meses. Pertenezco al país donde las empresas privadas son papelerías particulares de sus empleados deshonestos, que se llevan para su casa, como si tal cosa, hojas de papel, bolígrafos, carpetas, marcadores y todo lo que pueda hacer falta para la tarea de sus hijos.

Pertenezco a un país donde la gente se siente realizada y satisfecha si consigue "volarse" el Cablevisión del vecino; donde la gente inventa gastos a la hora de llenar sus declaraciones de Hacienda para no pagar o pagar menos impuestos, donde a Carlos Salinas no le reclama ningún medio el que esté viviendo fuera del país disfrutando de lo que robó, o donde nuestros diputados y senadores trabajan dos días al año (y cobran todos los demás como altos ejecutivos) para aprobar una reforma (miscelánea) fiscal al vapor que lo único que hace es provocar enconos y dejarnos peor que antes, al tiempo que se benefician a unos cuantos (ellos por ejemplo).

Pertenezco a un país donde las licencias de conducir y los certificados médicos se pueden "comprar", sin hacerse exámenes ni nada. Un país donde, desde hace 40 años, un vehículo sufre más daños y sale peor parado después que es recuperado por la policía que cuando lo roban los ladrones. Un país donde cualquier persona puede hacer una fiesta y poner música a volumen majadero toda la noche, sin que haya nadie que proteste ni autoridad alguna que les haga apagar esa música ni siquiera a las cinco de la mañana.

Un país de gente que esta llena de faltas, pero que disfruta criticando a sus gobernantes, sean inútiles, o sea Fox, porque criticar a los inútiles o criticar a Fox, crea una ilusión psicológica que aparentemente eleva la estatura moral y espiritual del que critica. Mientras más le digo rata a Salinas, mejor soy yo como persona, a pesar de que apenas ayer me consiguieron todas las preguntas del examen de matemáticas de mañana.(¡Qué vivo soy!).

Mientras más le digo falso a Fox, mejor soy yo como mexicano, a pesar de que apenas esta mañana me fregué a mi cliente a través de un fraude de cien mil pesos que él me dio de enganche como preventa de un inmueble. No. No. No. Ya basta. Como materia prima de un país, tenemos muchas cosas buenas. Pero todavía dejamos mucho que desear. Esos defectos, esa "viveza" congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en casos de escándalo como Óscar Espinosa Villareal, Cabal Peniche, "El Divino" o Mario Villanueva; esa calidad humana que en realidad es falta y carencia de toda verdadera calidad humana, eso, más que Salinas o que Fox, es lo que nos tiene real y francamente jodidos.

No voy a apagar las luces, lo siento. Porque, aunque Fox renunciara hoy mismo, el próximo presidente que lo suceda tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa que, como pueblo, somos nosotros mismos. Y no podrá hacer nada, igual que no hicieron nada los mediocres igual que no esta haciendo nada Fox, quien predica a una multitud de sordos y a un Congreso que sólo jala agua para su molino.

No, gracias. No apago nada. No tengo ninguna garantía de que el gritón y pendenciero de Diego o el ratero-mustio de Madrazo lo puedan hacer mejor. Y mientras nadie señale un camino destinado a erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, nadie servirá. Ni sirvió Salinas, ni sirvió Zedillo, ni sirve Fox, ni servirá el que venga.

O ¿qué?, Necesitamos traer a un Pinochet o a un Castro, para que nos hagan cumplir la ley a la fuerza y por medio del terror y la dictadura. A ver si así cumplimos y hacemos cumplir las leyes desde las más elementales hasta las de nuestra Constitución que todos la manejamos o hacemos a nuestro modo. Parecería que así nos educaron 70 años de un régimen maligno, cuyos más representativos miembros siguen gozando de impunidad...y nos vale

Aquí hace falta otra cosa. Algo más que cacerolazos, apagones o cuetones.Y mientras esa "otra cosa" no empiece a surgir desde abajo hacia arriba, o desde arriba hacia abajo, o del centro´pa los lados, o como quieran, seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados.

Es muy sabroso ser mexicano, y vivir a "a la mexicana". Pero cuando esa mexicanidad autóctona empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como Nación, ahí la cosa cambia... Lo siento. Pero no apago nada. Más bien prefiero encenderle una velita a los Santos, a ver si, en vez de seguir esperando un Mesías, comenzamos cada uno de nosotros a ser guiados por algo o por alguien que termine convirtiéndonos a cada uno de nosotros en nuestro propio Mesías, para nosotros y para los otros.

Suerte con su apagón. Pero creo que, de todos modos, como país de verdad-verdad, igual hemos estado a oscuras los últimos 70 o 90 años. Ojalá que cambiemos todos, porque si no, cambiar de Presidentes no cambiará nada. Porque cambiar de Presidentes, sin que cambiemos nosotros, es lograr que nada cambie jamás.

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